sábado, 10 de enero de 2009

Amanece un día de esos cambiantes, de los que te alejan a otra realidad.

Sábado 10 de Enero.

Empieza la mañana con algún que otro problemilla con el cierre de las maletas, malo! Tras descartar llevarme sábanas de 150 para una cama de cómo mucho 80 o 90, rumbo al aeropuerto, durante el trayecto llegamos a estar a 0,0 grados, menudas temperaturas!

Una vez en el aeropuerto la facturación bordada, 19 kilos pesaba la maleta, total que a la mujer maja y agradable le pedí que aguardara un instante, abrí la maleta y coloqué dentro mi segunda chaqueta y una sudadera, desalojando el equipaje de mano y aprovechando el kilito libre.

Atrás he de dejar lo más querido y deseado… Y sin poder contener el aliento, mantengo mi mirada hacia delante, es demasiado tarde para retroceder.

El vuelo algo pesado, el ipod petó como va por libre, manda …… , pero bueno él es el jefe! Y además no pude pegar ojo, estaba algo más nerviosa que de costumbre, era la incertidumbre. El aterrizaje precioso porque estaba todo nevado, no la carretera pero si los jardines y los árboles, qué bonito, temperatura ambiente -3 º, casi nada!

Tras pasar la megacola de la identificación, esperamos 15 minutos a las maletas y tras unas decenas aparece la mía, intacta, por suerte. Ahora marchando al gatwick xpress, que está en la terminal sur y en 30 minutos me planto en Victoria Station, venciendo la inquietud de la validez del abono del billete.

De nuevo cola para coger un taxi, un tipo muy amable me ayuda con las maletas y demás. Me costó 14 pounds, no fue mucha distancia pero sí que había mucho tráfico. Me deja en la puerta de la residencia, en la recepción, un muchacho negro muy muy majo que me explicaba las cosas 20 veces como si fuera tonta, aun así muy metido él en su trabajo y eso se agradece, pago todo lo que queda pendiente y él muy atento me informa: tu habitación es la 62A, en la 6ª planta. Una vez salgo del ascensor y me ubico al abrir la puerta 62 aparece un minibaño viejo pero limpio y tras él dos puertas rositas, la de la izquierda lleva a mi habita, mi cárcel, mi racó, mi espacio vital. Tras el baño esperaba algo peor la verdad, lo que había detrás de la puerta rosa no es más que lo que podéis ver en las fotos de mi espacio. No es muy grande, ni demasiado bonita, es impersonal, pero poco a poco lo iremos haciendo propio.

Dejo los macutos y abro la otra puerta que lleva a la cocina, también tamaño pin y pon, pero limpia y con todo lo necesario para subsistir una temporadita, lo único malo, que no haya mesa para poder comer allí. Comencé a deshacer las maletas, momento decisivo en mis viajes cada cosa ocupando su lugar como si de un tetris se tratara. Primera cosita para apuntar en la lista de la compra: perchas!

Llamadas a los que esperaban mi llegada y también a los que me llamaban para quedar esa misma tarde, es una lástima que la gente no preste atención a los demás, qué no puedan llegar a ver nada más allá de su propio ombligo.

Una vez abierto el portátil y rastreada la free wifi zone, rumbo a patear el barrio, al menos mi calle. Una calle a la que no le falta de nada, comida rápida: PIZZERÍAS: nando’s y demás; HAMBURGUESERÍAS : mc donald’s, kfc y burger King; BOCATERÍAS Y TURCOS: subway y algún que otro fish&chips; CAFÉS: Nero, Costa y starbusks, acompañados todos ellos de una estación de metro a tres minutos del edificio y rodeado de supermercados y paquis , MARK & SPENCER, SAINSBURY’S LOCAL, SOMERFIELD, BOOTS que más se puede pedir.

Al final de mi calle y mitad de la que entra hay un Sainsbury’s de los gigantes donde puedes encontrar muchos más productos y con mejor precio, lo visito y de paso aprovecho para comprar productos de primera necesidad, leche, pan de molde, jamón york y queso, papel higiénico, agua, un ambientador para la habita y muy importante unas sábanas, que dan algo de estilo y color a la habitación, además de facilitarme la tarea del sueño limpito…

Contacto con Álex, mi Álex querido que llegó de Mágala city hace ya un par de meses y el pobre sigue sin curro, qué mal repartido está el mundo! Me dice que luego a la noche iban a hacer algo que ya me avisaba. Llego a la resi instalo mis productos y conectando redes, más tarde me llama Álex, han quedado a las nueve y media en picadilly circus, yo digo que sí pero a medida que pasa el tiempo recapacito, no me había comprado la tarjeta del metro y pensaba que la cabeza me iba a explotar, es el avión, lo tengo ya más que comprobado, estaba cansada y aunque fuese una oportunidad genial de inserción y socialización rechazo la oferta, mañana quedaremos para tomar un café más tranquilamente.

Se hace de noche en esta gran ciudad y también dentro de estas cuatro paredes llega la hora del descanso no hay tiempo para más.

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