No me desperté demasiado tarde así que caí de nuevo en la cama para disfrutar de una horita más de sueño. Hacía muy bueno, fresco, pero con solecito, pero entre pitos y flautas no salí de casa, cociné macarrones, dormí la siesta, miré cositas sobre el idioma y larga sesión de internet, un domingo cualquiera en una ciudad especial, única e irrepetible.
domingo, 18 de enero de 2009
Domingo perruno como los del tío Bruno
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